Día 6 de penitencia. ¡Qué día más horrible! Y no termina y empieza el siguiente mucho peor. Debo salir y escapar. Han vuelto. ¡HAN VUELTO!
Día 7 de penitencia. Mi país acabará arrasado, en cenizas cubierto y bañándose en lástima concluirá su historia y lo hará como una vez empezó, con sangre y discordia. Mas no todo fue terrible, ayer vencí a la peste que me persigue, solo una fracción de ella y recuperé lo que yo llamo mi reliquia, mi salvación, seis tesoros que estimo valen más de lo que aparentan y son por gracia del altísimo seguros a los que aferrarse en la tormenta. Son 6 nombres de ficción, de amistad trascendente que los demás ignoran cuánto amor aportan, son seis ponis que pastan en los campos imperecederos, yeguas de crines enjoyadas y que nada de lo prohibido han experimentado jamás. Estas gemas deben ser cuidadas como regalo del altísimo. Así lo quiere y así lo manda. Con ellas sabré conocer que hay más allá de la montaña escarpada del purgatorio. Más allá del Leteo olvidadizo, más allá de lo mortal a lo divino.
Día 8 de penitencia. Hoy es triste de contar, pues aunque sigo en mis trece con el reto y mi promesa, a pesar de que sigo siendo puro, la vida en mi país se está volviendo desastre. El presidente nos ha traicionado, la monarquía nos ha dado la espalda y el fraude ha entrado en el país bajo ramos y vítores. No somos nada. No somos españoles ya. No somos nada. Soy castellano y quiero ser gallego, pero no soy español, ya no. Porque no somos nada.
Día 9 de penitencia. Mi país me ha traicionado. Mi presidente me ha fallado, mi reina me ha abandonado. Soy un hombre sin patria, un hombre sin nación. Soy un hombre castellano que ya solo le queda una cosa en posesión. Su afligido corazón.
Día 10 de penitencia. Sin duda el día con más dudas que he tenido en la vida. Me ha traicionado la biología y me he visto a realizar el acto más vil que se me ha ocurrido contra la maldición. He eliminado para siempre de mi hogar los elementos finales que habían sido tocados por la mano del mal. El guardapelo de mi ex ha sido consumido por mi furia y el cuchillo de lo divino atravesó el metal en una ceremonia que concluyo con el último reducto de mi corazón que la amaba. Sigo en el juego.